miércoles, 22 de junio de 2022

Sobre mí y sobre este blog

 ¿Seis, siete... ocho años? Seguramente seis. En torno a esa edad me di cuenta de que me gustaba el spanking. Desde que tengo uso de razón me he sentido fascinado por los azotes. 

Cuando era un niño fantaseaba con la idea de que un adulto, siempre una mujer, me tumbase sobre sus rodillas y me azotase en el culo mientras lloraba y pataleaba. Me daba igual que fuese una desconocida, una profesora del colegio o incluso un familiar. A tan tierna edad no puedo asegurar que me excitase sexualmente la idea pero podéis tener la certeza de que sentía una fascinación y un deseo irrefrenable porque ocurriese.

Llega la adolescencia y la cosa cambia, o mejor dicho, "se amplía". Ya no me vale solamente con que una mujer justiciera pero dulce me ponga el culo rojo como un tomate. Ahora yo también quería colorear nalgas.

Coincidiendo con el despertar del deseo sexual adolescente (la revolución de las hormonas, ya sabéis) mi atención se fija en los traseros femeninos de mis coetáneas de pubertad. Esto no quiere decir que renuncie a mi fantasía de ser severamente azotado, en absoluto, sino que el deseo de azotar a una joven irredenta florece en mí con tanta fuerza y determinación como el de ser yo mismo victima de tan delicioso castigo. 

Veinte años (¿o eran diecinueve?) de arrogante juventud y con ellos llega un punto de inflexión en mi vida "spankeril". La llegada de internet fue una revolución absoluta para los amantes del spanking. De repente teníamos acceso a todo tipo de material relacionado: fotos, vídeos, relatos, y lo que es más importante; podíamos hablar con otra gente que compartía la misma pasión por las azotainas. 

Por aquel entonces mi tendencia se había inclinado mucho hacia el rol de Spanker. Mi "otro yo" estaba anestesiado y solo buscaba culos a los que poner la mano encima (nunca mejor dicho). Así fue cómo en un chat conocí a mi primera spankee. 

Después de aquello, volvió a salir a la superficie ese deseo, necesidad más bien, de ser azotado cómo yo había azotado a aquella chica ("Peque", si me estás leyendo no me lo tengas en cuenta, siempre me dio mucha vergüenza confesártelo, además me habrías perdido el respeto 😜). 

Y es entonces cuando una mujer casi desconocida (bendito chat de Terra) me tumba por primera vez sobre sus rodillas y me calienta el trasero con un cepillo del pelo. Nunca olvidaré aquella sensación, todavía hoy siento un hormigueo en el estomago al recordarlo.

Desde entonces he tenido varias sesiones alternando ambos roles con diferentes aficionadas al spanking. De todas ellas guardo un gran recuerdo y se me eriza el pelo cada vez que pienso en las azotainas que compartimos.

A día de hoy tengo pareja, "vainilla", que no sabe nada sobre la existencia de este blog y a la que poco a poco intento introducir en este mundo spanko, unas veces con mejor predisposición por su parte que otras.

Y eso me lleva a crear esta página...

 Sé, y si te gusta el spanking tú también lo sabes, lo difícil que es conocer a alguien con quien compartir esta afición/pasión/modo de vida. Puede que este blog sea el punto de encuentro donde conozcas a esa persona especial con quien vivir esta pasión, o puede que no, pero al menos podrás disfrutar de lo que más te gusta: el spanking.

Aquí encontrarás artículos, relatos, fotos y vídeos de todo tipo sobre temática "spanka", siempre desde mi punto de vista y estilo, tal como yo entiendo el spanking.

Ahora solo me queda desearte que disfrutes de tu estancia en este blog y que comentes e interactues si te apetece hacerlo. 

Siéntete cómo en tú casa.

azotescaseros.

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Nos gusta. Lo vivimos.

  El fuego del spanking te quema desde que te levantas hasta que te acuestas. Algunos vivimos este delicioso infierno desde que tenemos uso ...