domingo, 30 de octubre de 2022

Vídeo comentado: Kiki Cali, correazos recién levantada

Este es uno de esos vídeos que me despiertan, a partes iguales, mi lado tierno y mi lado más severo.

KIKI CALI

La protagonista es Kiki Cali, una joven pero ya experimentada spankee, que ha protagonizado azotainas intensas y duras, muchas de ellas a manos del archiconocido Dean, demostrando una considerable tolerancia a los castigos severos. 

Su cuerpo delgado y menudo, además de sus rasgos aniñados, la convierten en una spankee estupenda para protagonizar sesiones del tipo padre/hija, profesor/alumna, etc. 

Hasta donde yo sé, no ha rodado ningún vídeo en el rol de Spanker, y la verdad es que por sus características físicas no le pegaría nada. Estamos ante uno de esos casos de una actriz 100% spankee


LA SESIÓN. DESPIERTA, MOCOSA. 

Tengo que decir que la azotaina es de esas que se disfrutan desde el principio hasta el final. No sobra absolutamente nada y va al grano desde el minuto cero

La pobre Kiki Cali está durmiendo tan a gusto, desnuda bajo su edredón (desconozco si ese es el motivo por el que se la castiga), hasta que irrumpe en la habitación, visiblemente enfadado, el bueno de Dean, que cinturón en mano, destapa rápidamente a la pobre chica y la indica que se tumbe boca abajo. 

Con una expresión mezcla de sueño y confusión, la muchacha obedece y se dispone a recibir el repentino castigo, vestida sólo con unos adorables calcetines rosas. 

El Spanker posa un ancho y pesado cinturón de cuero sobre el trasero de la chica y de inmediato empieza a descargar una serie de correazos fuertes y rápidos sobre su culo desnudo. 

Los azotes son tan fuertes que en apenas un minuto, Kiki Cali (que ya hemos dicho tiene bastante aguante) empieza a llorar y a girarse para evitar los correazos, lo cual, como es de esperar, no la sirve de absolutamente nada. La azotaina continúa por los mismos derroteros durante tres minutos. 

La spankee no deja de llorar y de hacer gestos desesperados con las manos (se tapa la cabeza, tira del edredón) durante todo el vídeo, dejando patente que el dolor y el "mal rato" es real y no hay ni un gramo de interpretación por parte de la actriz, lo que le da un plus a cualquier vídeo de spanking.
El ritmo y la intensidad no decaen en ningún momento hasta que termina la azotaina. 

Al finalizar, la desafortunada spankee es "invitada" a volver a acostarse, a lo que ella, por supuesto obedece, metiéndose de nuevo bajo el edredón completamente desnuda (excepto por sus adorables calcetines rosas) y con el culo ardiendo y pintado de un intenso rojo oscuro, que con seguridad, será morado al día siguiente. 

EN CONCLUSIÓN 

Un vídeo que hará las delicias de los amantes de las azotainas intensas y reales, y que tiene el especial encanto de darse con la spankee recién levantada y por sorpresa, que como ya comenté en este otro post, es una de las mejores formas de aplicar un castigo. 

Como es habitual en la productora Realspankingsnetwork, el vídeo está grabado desde dos ángulos: en el primero, se ve la cara y los gestos de la chica y en el segundo plano se centran en el trasero y el cuerpo de la protagonista. 

Aquí tenéis algunas fotos para abrir boca:





Para descargar el vídeo gratis, pincha AQUÍ

Espero que lo disfrutes y que me dejes tu opinión en el apartado de comentarios. 









domingo, 16 de octubre de 2022

El valor del dinero (relato)

 Cuanto más miraba la aplicación de su banco en el móvil menos lo entendía. ¿Cómo había podido gastar tanto dinero en Amazon en apenas dos semanas? Ya habían hablado otras veces sobre el límite de gastos en compras por internet. 

 A Carolina le gustaba comprarse caprichos y cosas que no necesitaba y de las que se cansaba enseguida: fundas para el móvil, ropa que después no se ponía, etc., por no hablar de los cascos inalámbricos. Tenía un verdadero don para perderlos, y claro, según se perdían los tenía que "reponer". Así lo hizo otra vez.

 Esto fue la gota que colmó el vaso y la paciencia de Daniel se terminó al ver que encima se había comprado un modelo especialmente caro que la había prohibido expresamente comprarse, precisamente por su tendencia a hacerlos desaparecer.

-Casi 120 euros en menos de dos semanas, no es de recibo. Esto no puede seguir así. Encima te has comprado los cascos que te dije que no te compraras. 

-Ya, se me ha ido un poco la mano últimamente... lo siento. Se acabo Amazon para mí durante una temporada. No te enfades, por fa -dijo la joven poniendo morritos, entre divertida y arrepentida de verdad-.

-Eso por descontado, pero no solo eso, te has quedado sin cascos. Estás castigada y, de momento, los cascos quedan confiscados. Tráelos ahora mismo.

Carol palideció y empezó a tartamudear. Los había perdido. La cosa se acababa de poner seria. Era consciente de que estaba en un buen lio. 

Daniel suspiró y se quedó en silencio mirándola. Se levantó del sofá y la dijo con extrema frialdad:

-Bájate las bragas, levántate el camisón y ponte de rodillas en el suelo. Ni se te ocurra moverte hasta que yo vuelva -acto seguido salió de la habitación-.

 Unos cinco minutos después regresó, cuchara de madera en mano, y se sentó en el sofá.

 -Levántate. Gastas lo que no está en los escritos, me desobedeces comprando algo que te prohibí que comprases, y encima vas, y en menos de una semana lo pierdes. Parece que no entiendes el valor del dinero. Pues te lo voy a explicar de la única forma que parece que entiendes las cosas. Túmbate.

 -Pero es que...

 -Ni una palabra. Túmbate ahora mismo.

 Carol, con el rostro desencajado, se tumbó sobre una de las rodillas de Daniel, quedando su culo levantado y expuesto, mientras el tronco y los brazos descansaban sobre el sofá. Las bragas le colgaban sueltas alrededor de las pantorrillas y el camisón de flores se arrugaba por encima de su cintura.

 Daniel la agarro por la cadera y comenzó a azotarla con la cuchara. Los golpes eran duros y secos. Seguidos, uno tras otro, con cadencia de paso militar. Al principio solo se escuchaba el sonido sordo de la cuchara impactando contra los cachetes de la chica pero, poco a poco, algunos gemidos agudos se iban incorporando a la acústica de la habitación.

 La pobre Carol apretaba los ojos con fuerza, intentando aguantar lo mejor posible la lluvia de implacables azotes. Sabía que cuando Daniel se enfadaba de verdad, azotaba como si fuese una máquina que con ritmo mecánico e infalible hace su trabajo hasta el final, sin tener en cuenta nada más.

 No podía aguantarlo. La azotaina no parecía terminar nunca y dolía demasiado. Los gemidos dieron paso a gritos ahogados. Carol no paraba de retorcerse sobre la pierna de Daniel, que seguía azotándola con la determinación de un autómata. Entonces no pudo evitarlo. Cometió el error de taparse el culo con la mano y girar sobre si misma para evitar el enésimo golpe de cuchara. Supo al instante que había cometido un terrible error.

 -Ahora si que tienes un problema, jovencita.

 -No, por favor -gimoteó Carolina-.

 Daniel la afianzó sobre su rodilla y la agarro de la muñeca, sujetándola la mano detras de la espalda. Inmediatamente una lluvia de azotes impactó sobre el culo desnudo y dolorido de la joven, con la violencia de una tormenta de granizo. Los azotes eran rápidos y fuertes como pocas veces los había recibido. La pobre chiquilla había roto a llorar a moco tendido y cada azote que recibía suponía un auténtico suplicio. 

 Por fin pareció llegar la calma. Los azotes cesaron de repente. Daniel no decía nada y solo se escuchaban los sollozos de Carol ahogados contra el sofá. hasta que de repente y sin previo aviso, una serie de diez azotes rápidos, los más duros que Carol había recibido jamás, sorprendieron a nuestra pequeña spankee. Los gritos durante estos diez últimos azotes, hacían que se le encogiese el alma a cualquiera. Después del último azote, a causa del llanto, los sollozos y la angustia, Carol sufrió un pequeño ataque de tos. Daniel la dijo que se incorporase y la consoló entre sus brazos, mientras secaba su rostro empapado en lágrimas.

-Ahora vete al rincón y piensa en lo que has hecho. Espero que hayas entendido el valor del dinero.

La besó en la frente y la pequeña Carol obedeció. Se fue al rincón sin rechistar, caminando con dificultad porque las braguitas, que aun le colgaban de los tobillos, la impedían dar pasos más largos.

Con el culo al aire, cara a la pared y el silencio, roto únicamente por los sollozos de Carol dominando la habitación, una chica de 19 años acababa de aprender, por las malas, el valor del dinero.

viernes, 7 de octubre de 2022

El mejor momento para una azotaina

Partimos de la base de que para los spankos difícilmente es mal momento para unos buenos azotes en el culo. Dicho esto, siempre hay momentos en los que nos gusta/apetece más y de eso va este post. Así que sin más preámbulos vamos a meternos en faena.

ANTES DE IRSE A DORMIR

Todo un clásico. Cuando cae la noche y hemos terminado con nuestras obligaciones de adultos, solemos aprovechar para ver la tele después de cenar, leer un buen libro y en general procuramos relajarnos como más nos apetezca.

Este momento de esparcimiento, también nos permite aprovechar para saldar cuentas con nuestra spankee, ya sea por alguna fechoría que ha hecho durante el día o porque directamente no ha querido comerse las verduras que le tocaban para cenar. Mención aparte es la obstinación que tienen algunas spankees con no querer irse a la cama a su hora.

Otra ventaja de tener una sesión justo antes de irse a dormir es que nuestra querida spankee viste su adorable pijama de Minnie Mouse en invierno (por poner un ejemplo), o si es verano nada más que sus braguitas y una vieja camiseta nuestra, lo cual la hace candidata perfecta a recibir una azotaina como Dios manda, incluso sin motivo.

Pero como también pienso en el interés de las spankees, gracias a la azotaina que recibís justo antes de iros a la cama, conciliaréis el sueño mucho antes y será un sueño más reparador que si no hubierais sido castigadas. Es el innegable efecto conocido como "acostarse calentita".


POR LA MAÑANA, RECIEN LEVANTADA

Tengo que reconocer que tengo un punto de crueldad. Si por algo me gusta especialmente este momento es porque la pobre spankee no se lo suele esperar para nada y ver esa carita de sorpresa y confusión cuando de buenas a primeras, con las legañas todavía pegadas a los ojitos, le aplico una rápida y severa azotaina, me divierte. Me divierte mucho.

Para estas azotainas matinales se puede proceder de dos formas, una más cruel que la otra. La primera y más piadosa es despertar a la spankee que yace plácidamente dormida, ajena a lo que le espera, y mientras te pregunta, confundida, qué ocurre, y te pide que la dejes dormir un ratito más le vas explicando los motivos por los cuales va a recibir una severa azotaina. Cuando lo haya comprendido y asumido, procedes a tumbarla sobre tus rodillas y a calentarle el trasero como se merece.

La otra manera de hacerlo es más divertida si cabe. Y es despertar a la infortunada metiéndola en faena directamente, es decir, sin darla explicaciones. La despiertas y sin tiempo casi a que se despierte empiezas a castigarla. Cuando sepa lo que está pasando probablemente ya tenga el culo como un tomate. Eso sí, procura ir explicándola el motivo por el que la castigas según la estás azotando, los Spankers no somos monstruos 😜

 

AL REGRESAR A CASA

Aquí tenemos dos vertientes. Azotes cuando regresa el Spanker o azotes cuando regresa la spankee, y cada una tiene su encanto.

Cuando regresa el Spanker se produce un fenómeno muy interesante y es que en la cabecita de la spankee se va "cebando" la idea de la azotaina. Empieza a darle vueltas a lo que va a pasar desde horas antes de que se produzca el castigo y esto le provoca una sensación de tensión y nerviosismo de lo más divertida mientras va visualizando la azotaina que le espera. Para que esto funcione, el Spanker tiene que haberla enviado durante el día algún mensaje o haberla llamado para ir preparando el terreno y sembrando la inquietud en nuestra pequeña. 

Cuando regresa a casa la spankee es diferente. Aquí se puede jugar más con el factor sorpresa que tanto gusta también. Esperamos tranquilamente sentados en nuestro sofá y cuando la spankee entra por la puerta nos ve ahí sentados con cara de pocos amigos (tal vez mirando el reloj de su muñeca debido al posible retraso de la chica) y con gesto severo. Lo importante aquí es hacerla ver que se ha metido en un buen lio por algo que ella todavía desconoce. Si ya sabe que ha hecho algo merecedor de un castigo (llegar tarde, haberse ido sin hacer los deberes, etc.), podemos pasar directamente a recordárselo mientras nos desabrochamos el cinturón...


AL SALIR DE LA DUCHA

Aquí se dan todos los condicionantes para dar o recibir una azotaina como Dios manda. 

En primer lugar la spankee entra y sale de la ducha completamente desnuda, lo cual le ahorra a uno el trabajo (bendito trabajo) de desvestirla total o parcialmente antes de que empiecen los azotes. 

En segundo lugar, uno tiene a mano el cepillo del pelo, que suele estar en el baño, que le servirá para aplicar a la inocente spankee el castigo correspondiente. 

Y en tercer lugar y más importante, después de ducharse, el culete de nuestra protagonista está húmedo y fresco. La temperatura de la piel, un par de grados más baja de lo normal, hará que los azotes piquen bastante más, sobre todo los primeros. Y eso es un plus. 

Como recomendación personal, es más divertido irrumpir en el baño justo cuando la spankee se esté secando, agarrarla del brazo y llevarla a la habitación, cepillo del pelo en mano, ante su sorpresa y estupor. Una vez allí aplicar a conciencia el merecidísimo castigo. 


EN CONCLUSIÓN 

Estos son solo cuatro de los muchísimos momentos ideales para dar o recibir una buena azotaina, mis favoritos. Pero estoy seguro de que tú tienes los tuyos. 

Anímate y cuéntanos a todos cuales son, dejando un comentario. 

Besos y azotes para tod@s.


Nos gusta. Lo vivimos.

  El fuego del spanking te quema desde que te levantas hasta que te acuestas. Algunos vivimos este delicioso infierno desde que tenemos uso ...